martes, 25 de noviembre de 2008

Cultura Chancay

La civilización Chancay se desarrolló de los años 1.200 d. C. a 1.470 d. C. entre los valles de Huaura, Chancay, Chillón, Rímac y Lurín, en la costa central del Perú. Su centro se ubicó entre los 80 y 150 kilómetros al norte de Lima. Se trata de una ubicación territorial básicamente desértica, pero con valles fértiles bañados por ríos (Huaura y Chancay principalmente) y ricos en recursos, que permitieron, entre otros, un alto desarrollo de la agricultura.
Se creia que esta cultura había surgido con la disolución de la cultura Wari, sin embargo el descubrimiento de civilizaciones primigeneas en la zona, levanta la hipotesis de una cultura con raices autóctonas. El comercio que desarrolla la civilización Chancay con otras regiones fue intenso y permitió contactar con otras culturas y poblados en un área extendida.
La cultura Chancay decae en el siglo XV para dar paso territorial a sus conquistadores provenientes del Imperio Inca.

"Su cerámica es una de las más vistosas del Perú prehispánico y refleja heber pasado por dos fases: una, la más antigua, está más cerca del estilo Tiahuanaco-Huari, y se caracteriza por sus vasijas tricolores (rojo, negro, blanco) de diseños geométricos; generalmente se trata de cántaros ovoides con asas laterales que, además de la decoración, ostentan algunas figuras escultóricas; la fase superior está constituida por una cerámica artesanalmente menos elaborada, de arcilla porosa, que usa los colores blanco y marrón oscuro, de forma variada y funcional; pero representa tipos de gran interés desde el punto de vista inocográfico, como la "china", cántaros que figuran personajes con cabezas escultóricas, orejeras, pectoral y vaso, y los "cuchimilcos", que representan a hombres y mujeres desnudos con el sexo bien definido. Destaca la belleza y variedad de las técnicas de sus textiles, que van desde estupendos tapices hasta finas gasas; las composiciones suelen representar personajes, animales y símbolos; sobresalen las serpientes bifaciales dentadas y las olas del mar. También destacan los mantos de plumas, que consisten en insertar pluma tras pluma a un hilo prinicpal que luego se cose en una tela. Asimismo llaman mucho la atencióon las muñecas de trapo de esta cultura, a veces formando escenas; su carácter mágico se descubre en su peculiar pintura facial". (Alberto Tauro del Pino *)

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